Aversión
Por lo que he visto hasta ahora, parece que en el budismo se le hace más énfasis al deseo como fuente del sufrimiento que a la aversión, que también es deseo, deseo de no tener o de no experimentar algo. Tal vez pensarán que es obvio entender los dos como uno solo. Para mí no.
Hay objetos y experiencias que nos parecen atractivos. Esa atracción genera deseo. Pero también hay objetos que nos parecen repulsivos. Esa repulsión genera aversión. Lo atractivo se desea tener; lo repulsivo no se desea tener. O sea, se desea no tener. Son dos formas opuestas de desear.
En mi caso, el deseo y la aversión aumentan la frecuencia de los pensamientos involuntarios, que son desgastantes porque muchas veces se sienten como estar en medio de un tumulto al que le llega más gente. Esa experiencia genera incomodidad, genera estrés; o sea, sufrimiento. Esta incomodidad, por su frecuencia, tiene mayor efecto en la mente que cualquier satisfacción por haber conseguido un objeto de deseo o eliminado un objeto de repulsión.
Ayer, la meditación no le quitó fuerza a los pensamientos involuntarios. Un bombardeo...
Hablando de estrés, la abstención lo aumenta también, lo que me hace pensar si la abstención progresa a abandono en algún momento o si sigue siendo abstención. Hay cosas que uno simplemente parece abandonar sin necesidad de abstenerse y sin intervención de la meditación.
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